miércoles, octubre 04, 2006

En el nombre de Dios


Posteo parte de un ensayo que escribí el 10 de mayo, ensayo 17: "peligro":
En otras ocasiones he hablado de la religión, sus instituciones, intenciones y sinrazones, y he hecho fuertes críticas. En esta ocasión le traigo a la venta, damita, caballero, este ensayo que hablará de la mezcla de religión y gobierno. El gobierno de la sinrazón, el gobierno impúdico que se abandera en el pudor. Es, con un totalitarismo de ideología mística, representado por el cristianismo (en este caso), con todas sus vertientes en el “mundo occidental” (término que me parece tanto un barbarismo como un anacronismo), cuando realmente hay peligro. Empecemos por el ejemplo más representativo, general, básico y barato: la Edad Media.

En la Roma antigua, a partir de mediados del siglo III y comienzos del IV, entre grandes conflictos y guerras civiles, el cristianismo comienza a cobrar gran fuerza y Gaius Flavius Valerius Aurelius Constantinus, mejor conocido como Constantino I, antiguo emperador de Roma, ahora santo, instaura dicho credo pues se dio cuenta del poder que podría darle esta incipiente religión si la convertía en su aliada, sumado a la necesidad de tener una fuerte base para su gobierno. Este es, el principal antecedente del surgimiento de la edad media u oscurantismo, periodo de estancamiento cultural, persecución al pensamiento, perdiéndose avances enormes en ciencia y tecnología; etapa involutiva del desarrollo de la civilización humana caracterizado por el gobierno del cristianismo, cristianismo que fomentaba la ignorancia en el pueblo y la mistificación del entorno, pudiendo así ejercer el poder eclesiástico.
Reyes y gobernantes por designio divino (Dios les mandó una carta donde les notificó que eran los elegidos para guiar al pueblo, a Bush, por el contrario, le habla por teléfono); cualquiera que no pensara como ellos era considerado un peligro. Mil años de ignorancia y estupidez justificada por “Dios” y en su nombre infundían el miedo; el poder legitimado a través del miedo y la violencia, quienes no pensaban como ellos, eran considerados un peligro y la santa inquisición era la encargada del castigo. Y así el cristianismo se perduró en un poder totalitario e intolerante durante diez siglos. La ignorancia del pueblo era indispensable para el ejercicio de dicho poder, sólo así podría haber alguien que creyera las sandeces sobre las cuales se justificaban y legitimaban dichos gobernantes en el poder. Era un poder ejercido desde el fundamentalismo.
Vamos bien entonces. Prosigo con el Yunque:
Por cierto, en el Yunque cada miembro tiene un seudónimo, así como en las películas de ficción (Star Wars: Anakin Skywalker al unirse a los Sith se llamó Darth Vader).
De entre sus miembros más prominentes, e infiltrados en el ámbito político, según datos de Álvaro Delgado quien es reportero de Proceso y autor del libro El Yunque entre otras cosas, destacan:
- Carlos María Abascal, Secretario de Gobernación.
- Francisco Salazar, Secretario del Trabajo. Seudónimo: Capablanca.
- Ramón Muñoz Gutiérrez, jefe de la Oficina de Innovación Gubernamental de la Presidencia de la República e influyente consejero de Vicente Fox. Seudónimo: Julio Vertiz.
- Manuel Espino, Presidente del Partido Acción Nacional.
- Juan Carlos Romero Hicks, Gobernador del Estado de Guanajuato. Seudónimo: Agustín de Iturbide.

Sólo por mencionar algunos.

Haciendo a un lado el laicismo que debe imperar en un gobierno de razón, el Yunque es entonces el verdadero peligro.