Participación Intelectual: Una NECESIDAD
“Las puertas del poder son tan chaparras, que hay que arrastrarse para entrar.”
-Francisco Quevedo-
La vida política es el fuego y es la espada.
En la vida política del país –o lo que queda de ella- habría que hacer algunos cambios, sobre todo para mejorar estos monstruos que tenemos por partidos. Y es que si bien el tema que aquí se toca tiende a ser de índole más bien utópica, la realidad es que, independientemente del partido que se escoja –acompáñelo con leche-, no existen más que intereses particulares aun cuando para lograrlos el bienestar del pueblo sea una prioridad. Es decir, la utopía es en este plano para los estúpidos y la paranoia para los sobrevivientes.
En fin, que a raíz de otros comentarios no se me mal entienda ni de una ni de otra forma: simplemente se hará lo que sea necesario. Y por eso mismo, aun en medio de la tormenta, creo que es necesaria una poca de planeación.
Pues bien, nadie ha de dudar o, mejor dicho, nadie habrá de estar totalmente seguro de que los partidos políticos no son unas instituciones falsas que buscan satisfacer intereses de sus integrantes. Es decir, existen beneficios implícitos de una u otra forma: de no ser así el poder no sería tan concurrido –y por lo mismo tan corrompido. En fin, la supuesta democracia de la que se regodea Demente Fox haber inventado, si es que existe tal y además es propuesta como un legrado, digo, legado magnánimo de este sexenio para con la historia y sociedad mexicana, lo cierto es que dentro de los mismos partidos se hace un esfuerzo brutal por tratar de cumplir con los requisitos para tratar de sustentar ésta imagen a través de fantasías de libertad. A manera de ejemplo tenemos tres combates exquisitos: Fecal V.S. Creel, TUCOM V.S. Madrazo, y Ebrard V.S. PRD.
Si bien es cierto que las decisiones obedecen a una estrategia de cada partido o fracción, no son de extrañar los datos que ya sabemos respecto de los vencedores, sobre todo en los casos en los que el veredicto cambia radicalmente y sobre todo en el que se dejan entrever influencias digamos, macabras: Montiel abdicando de su candidatura tras una filtración de información, Fecal impuesto por un partido harto del foxismus intrepidiotus y para terminar alguien cercano al candidato con más probabilidades de ganar el fraude, digo las elecciones presidenciales. Osease, no existe democracia, existen luchas de poder internas que se maquillan para dar la impresión de civilidad dentro de la política.
Ahora, comprendiendo que contra esto nada se puede hacer pues no deja ni dejará de ser el corazón de la política -el poder-, sí se podrían llevar a cabo algunas acciones para tratar de que ese mismo poder sea, si no correctamente dirigido, al menos un poco más controlado.
A lo que voy es que la participación de los círculos de intelectuales en la vida política podría ser una suerte de sello de garantía para los partidos políticos. Pero claro que éstos nunca darán acceso a eso que les pertenece, e incluso esa no es la intención de esta reflexión.
Algo importante sería que cada partido elaborara una especie de junta o grupo en el que intelectuales relacionados con la visión del partido o su tendencia, si bien no tanto con sus integrantes, proporcionaran una visión crítica acerca de las acciones que éste lleve a cabo para tratar de guiar un poco el flujo de poder que de él emana, con la simple intención de evitar que se auto-alimente este animal sin fondo.
Una vez más vuelvo a la utopía sólo para tratar de caminar entre llamas y espadas, ya que existen varias limitantes, sobre todo un hecho ignorado, a saber, que los intelectuales de mayor importancia, y me permitiría decir capacidad, tienden siempre hacia lo que se suele llamar izquierda. No pretendo encontrar razones ni nada por el estilo, pero creo que bastaría con decir que los que son capaces sólo piensan en cómo enriquecerse más rápido, es decir, evitando responsabilidades y por lo tanto menos culpas: “...son pobres porque quieren”, haciendo clara referencia al sector empresarial que no pierde el tiempo en tratar de satisfacer su ego con inmensas fortunas tax free.
En fin, no sigo más, pues creo que a pesar de haber tratado de ser imparcial en este tema, a excepción de la figura del presidente, las referencias me delatan.
Agradezco los comentarios realizados a las otras publicaciones.
En la vida política del país –o lo que queda de ella- habría que hacer algunos cambios, sobre todo para mejorar estos monstruos que tenemos por partidos. Y es que si bien el tema que aquí se toca tiende a ser de índole más bien utópica, la realidad es que, independientemente del partido que se escoja –acompáñelo con leche-, no existen más que intereses particulares aun cuando para lograrlos el bienestar del pueblo sea una prioridad. Es decir, la utopía es en este plano para los estúpidos y la paranoia para los sobrevivientes.
En fin, que a raíz de otros comentarios no se me mal entienda ni de una ni de otra forma: simplemente se hará lo que sea necesario. Y por eso mismo, aun en medio de la tormenta, creo que es necesaria una poca de planeación.
Pues bien, nadie ha de dudar o, mejor dicho, nadie habrá de estar totalmente seguro de que los partidos políticos no son unas instituciones falsas que buscan satisfacer intereses de sus integrantes. Es decir, existen beneficios implícitos de una u otra forma: de no ser así el poder no sería tan concurrido –y por lo mismo tan corrompido. En fin, la supuesta democracia de la que se regodea Demente Fox haber inventado, si es que existe tal y además es propuesta como un legrado, digo, legado magnánimo de este sexenio para con la historia y sociedad mexicana, lo cierto es que dentro de los mismos partidos se hace un esfuerzo brutal por tratar de cumplir con los requisitos para tratar de sustentar ésta imagen a través de fantasías de libertad. A manera de ejemplo tenemos tres combates exquisitos: Fecal V.S. Creel, TUCOM V.S. Madrazo, y Ebrard V.S. PRD.
Si bien es cierto que las decisiones obedecen a una estrategia de cada partido o fracción, no son de extrañar los datos que ya sabemos respecto de los vencedores, sobre todo en los casos en los que el veredicto cambia radicalmente y sobre todo en el que se dejan entrever influencias digamos, macabras: Montiel abdicando de su candidatura tras una filtración de información, Fecal impuesto por un partido harto del foxismus intrepidiotus y para terminar alguien cercano al candidato con más probabilidades de ganar el fraude, digo las elecciones presidenciales. Osease, no existe democracia, existen luchas de poder internas que se maquillan para dar la impresión de civilidad dentro de la política.
Ahora, comprendiendo que contra esto nada se puede hacer pues no deja ni dejará de ser el corazón de la política -el poder-, sí se podrían llevar a cabo algunas acciones para tratar de que ese mismo poder sea, si no correctamente dirigido, al menos un poco más controlado.
A lo que voy es que la participación de los círculos de intelectuales en la vida política podría ser una suerte de sello de garantía para los partidos políticos. Pero claro que éstos nunca darán acceso a eso que les pertenece, e incluso esa no es la intención de esta reflexión.
Algo importante sería que cada partido elaborara una especie de junta o grupo en el que intelectuales relacionados con la visión del partido o su tendencia, si bien no tanto con sus integrantes, proporcionaran una visión crítica acerca de las acciones que éste lleve a cabo para tratar de guiar un poco el flujo de poder que de él emana, con la simple intención de evitar que se auto-alimente este animal sin fondo.
Una vez más vuelvo a la utopía sólo para tratar de caminar entre llamas y espadas, ya que existen varias limitantes, sobre todo un hecho ignorado, a saber, que los intelectuales de mayor importancia, y me permitiría decir capacidad, tienden siempre hacia lo que se suele llamar izquierda. No pretendo encontrar razones ni nada por el estilo, pero creo que bastaría con decir que los que son capaces sólo piensan en cómo enriquecerse más rápido, es decir, evitando responsabilidades y por lo tanto menos culpas: “...son pobres porque quieren”, haciendo clara referencia al sector empresarial que no pierde el tiempo en tratar de satisfacer su ego con inmensas fortunas tax free.
En fin, no sigo más, pues creo que a pesar de haber tratado de ser imparcial en este tema, a excepción de la figura del presidente, las referencias me delatan.
Agradezco los comentarios realizados a las otras publicaciones.
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