martes, abril 01, 2008

Uno de Krun, el infalible.

Krun, el infalible, era feliz. Todos en su trabajo lo miraban con asombro, muchos no podían quitarle la vista de encima, lo cual era de muy mala educación, y no es que sus compañeros de trabajo fueran “maleducados”, lo que pasa es que estaban atónitos ante ese rostro: el de una persona feliz. Krun, el infalible, siempre tenia embarrada en su rostro una sonrisa que literalmente iba de oreja a oreja, tan grande que era notoria la gran tensión en sus músculos faciales, sus ojos apenas los podía abrir, las venas saltaban en su frente y en algunas ocasiones se podía ver como se contraían al latir su corazón. Nunca paraba de reír, aunque el volumen de su risa era en ocasiones inaudible, a veces, este era tan alto que causaba disgusto y molestia entre quienes a su alrededor se encontrasen. Al ver su sombra, algún conocedor de la evolución del hombre podría jurar que Krun, el infalible, era un –Austrolopitecus- o algún otro tipo de homínido, debido a la jorobada forma de su silueta, siendo así porque siempre estaba doblado de la risa. La familia de Krun, el infalible, vivía muy lejos, por lo qué era imposible localizarla, y no sabían que desde hacía unos pocos meses Krun, el infalible, era feliz. No se conoce con exactitud que fue lo que convirtió a Krun, el infalible, en una persona feliz, pero eso sí, ni una mala noticia podría lograr que su rostro cambiara de semblante. Si señor, nadie puede negar que Krun, el infalible, era feliz. Y con esa sonrisa y con esas carcajadas y con esas venas saltadas, Krun, el infalible, todas las noches iba a dormir con el mismo pensamiento, diciéndose a si mismo: -mátenme, mátenme por favor-.

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Era feliz o es feliz???

11:50 a.m.  

Publicar un comentario

<< Home