Lunes o Martes
Hay severos problemas con el blog y sus miembros, lo cual explica y excusa su abandono.
Según me informan, El gato hijo de puta fue atropellado y al parecer muerto, lo cuál me da mucho gusto:
Por otro lado X_MALB... pues... también fue atropellado:
Pero parece que se está recuperando satisfactoriamente.
Es por esto que en un intento por retomar el blog via disciplina, me he impuesto escribir todas las semanas, ya sea lunes o martes (como se me acomode mejor), acerca de temas de interés para nuestros -6 lectores y miembros atropellados.
Pero los temas de interés tienen que estar un poco de moda, así que si las fotos de los miembros del blog atropelladas no fueron lo suficientemente asquerosas, ahora hablaré un poco de Juanito.
Un cuento de... Juanito
En la primaria "Iztapalapalandia", había una vez un niño llamado Rafael, pero todos lo llamaban Juanito, porque en su equipo de futbol casi todos se llamaban Juan, y pues qué flojera llamarlo por su verdadero nombre.
Siempre portando una banda en la cabeza con su apodo escrito, Juanito era todo un personaje, pues había salido en las obras de teatro de la escuela (obras medio ficheras), había sido vendedor ambulante (vendía dulces de un lugar a otro en el patio de la escuela), también le dio en una época por encuerarse en el salón y después se volvió el maloso del colegio al golpear a los demás niños para que le entregaran su "lunch".
Pero lo que más le gustaba al niño Juanito era ver en la televisión a Sammy, del cual era admirador y de quien copiaba su ininteligible forma de hablar.
Un buen mal día Juanito le prometió a Andresito, un compañero tabasqueño al que le da por confiar en las personas menos confiables, que si ganaba la elección de "niño-delegado del salón", le cedería su lugar a Clarita, a quién Silvita le había quitado la candidatura porque su novio era amigo de la directora.
Silvita era novia de René, quien se juntaba en el recreo con los "Chuchos" y quien ya había sido antes delegado, por lo que ayudaba a Silvita a quedarse con el puesto.
Por cierto, Juanito era un niño muy burro con malas calificaciones y el puesto de delegado estudiantil sólo se le daba a niños aplicados, por lo que era necesario que cediera su lugar en su momento.
Juanito ganó la elección y se le apareció un muy pequeño duende pelón y de lentes que le dijo que no fue por el apoyo de Andresito sino porque Juanito era muy chingón, así que no debía darle el lugar a Clarita. El muy pequeño duende le prometió un XBOX si se quedaba con el puesto, y Juanito seducido por tener lo que nunca había tenido (y creer ser muy chingón), le hizo caso al muy pequeño duende y amenazó con tomar el puesto estudiantil.
Pero Marcelito, el jefe estudiantil de la primaria, habló con Juanito unos 30 minutos (no se sabe de qué) y lo convenció de que estaba enfermo del corazón y por eso debía cederle el lugar a Clarita, por lo que pidió un permiso para ausentarse de la escuela 59 días por motivos de salud.
Eso molestó mucho al muy pequeño duende pelón y de lentes que siguió convenciendo a Juanito con crayolas y videojuegos (o lo que sea que a los niños de hoy les guste) para que antes del día 60 volviera a la escuela y le quitara a Clarita el lugar de delegada de los alumnos.
Y así fue, otro buen mal día Juanito (creyéndose más chingón todavía) se metió por la ventana al salón de la escuela y junto con sus amigos pesaditos tomó el lugar de Clarita.
Ahora en el salón de Juanito nadie puede tomar clase por el relajo que hay... y el muy pequeño duende pelón y de lentes se ríe.
Por otro lado X_MALB... pues... también fue atropellado:
Pero parece que se está recuperando satisfactoriamente.
Es por esto que en un intento por retomar el blog via disciplina, me he impuesto escribir todas las semanas, ya sea lunes o martes (como se me acomode mejor), acerca de temas de interés para nuestros -6 lectores y miembros atropellados.
Pero los temas de interés tienen que estar un poco de moda, así que si las fotos de los miembros del blog atropelladas no fueron lo suficientemente asquerosas, ahora hablaré un poco de Juanito.
Un cuento de... Juanito
En la primaria "Iztapalapalandia", había una vez un niño llamado Rafael, pero todos lo llamaban Juanito, porque en su equipo de futbol casi todos se llamaban Juan, y pues qué flojera llamarlo por su verdadero nombre.
Siempre portando una banda en la cabeza con su apodo escrito, Juanito era todo un personaje, pues había salido en las obras de teatro de la escuela (obras medio ficheras), había sido vendedor ambulante (vendía dulces de un lugar a otro en el patio de la escuela), también le dio en una época por encuerarse en el salón y después se volvió el maloso del colegio al golpear a los demás niños para que le entregaran su "lunch".
Pero lo que más le gustaba al niño Juanito era ver en la televisión a Sammy, del cual era admirador y de quien copiaba su ininteligible forma de hablar.
Un buen mal día Juanito le prometió a Andresito, un compañero tabasqueño al que le da por confiar en las personas menos confiables, que si ganaba la elección de "niño-delegado del salón", le cedería su lugar a Clarita, a quién Silvita le había quitado la candidatura porque su novio era amigo de la directora.
Silvita era novia de René, quien se juntaba en el recreo con los "Chuchos" y quien ya había sido antes delegado, por lo que ayudaba a Silvita a quedarse con el puesto.
Por cierto, Juanito era un niño muy burro con malas calificaciones y el puesto de delegado estudiantil sólo se le daba a niños aplicados, por lo que era necesario que cediera su lugar en su momento.
Juanito ganó la elección y se le apareció un muy pequeño duende pelón y de lentes que le dijo que no fue por el apoyo de Andresito sino porque Juanito era muy chingón, así que no debía darle el lugar a Clarita. El muy pequeño duende le prometió un XBOX si se quedaba con el puesto, y Juanito seducido por tener lo que nunca había tenido (y creer ser muy chingón), le hizo caso al muy pequeño duende y amenazó con tomar el puesto estudiantil.
Pero Marcelito, el jefe estudiantil de la primaria, habló con Juanito unos 30 minutos (no se sabe de qué) y lo convenció de que estaba enfermo del corazón y por eso debía cederle el lugar a Clarita, por lo que pidió un permiso para ausentarse de la escuela 59 días por motivos de salud.
Eso molestó mucho al muy pequeño duende pelón y de lentes que siguió convenciendo a Juanito con crayolas y videojuegos (o lo que sea que a los niños de hoy les guste) para que antes del día 60 volviera a la escuela y le quitara a Clarita el lugar de delegada de los alumnos.
Y así fue, otro buen mal día Juanito (creyéndose más chingón todavía) se metió por la ventana al salón de la escuela y junto con sus amigos pesaditos tomó el lugar de Clarita.
Ahora en el salón de Juanito nadie puede tomar clase por el relajo que hay... y el muy pequeño duende pelón y de lentes se ríe.
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